He de reconocer que tengo un problema con las naranjas: solamente me gustan las naranjas de la huerta de mi padre.
Lo más probable es que se deba a una distorsión provocada por recuerdos, pero no lo puedo evitar. Cada vez que compro una naranja y la pruebo doy el mismo veredicto: apariencia bonita y sabor decepcionante. No he tenido más remedio que pasarme al bando de las mandarinas.
Las mandarinas tienen sus ventajas: son fáciles de encontrar, suelen estar ricas (yo busco las variedades que dan los frutos más ácidos) y aportan un aroma muy especial.
Esta receta es maravillosa y peligrosa a la vez, porque puedes acabar comiéndote las mandarinas confitadas tal cual (es que están riquísimas) o puedes unirte al bando de la gente civilizada y reservarlas para utilizarlas en una infinidad de platos.
Sinceramente, aunque pueda parecer un poco tedioso esto de confitar la fruta en casa, no es para tanto, sólo necesitas algo de planificación.
Nivel de dificultad: Fácil
Tiempo de preparación: Una hora aproximada de trabajo repartida entre 1 o 2 días.
Ingredientes
5 mandarinas (preferiblemente no tratadas con pesticidas)
10g de sal
500g de azúcar
100g de azúcar más
400ml de agua
Preparación
1 Lavamos las mandarinas a conciencia y las cortamos en rodajas de no más de 5mm de espesor.
2 Colocamos las mandarinas ya cortadas en una olla, las cubrimos con agua fría, añadimos los 10g de sal y las llevamos a ebullición. Las hervimos a fuego lento durante 10 minutos. De esta forma conseguiremos que no amarguen.
3 Escurrimos las mandarinas con cuidado y las enjuagamos con agua fría. Este paso es muy delicado porque se rompen fácilmente. Procura que el agua no salga con mucha potencia para que no destroce la pulpa.
4 Volvemos a colocar la olla en el fuego, añadimos las mandarinas escurridas, el agua, los 500g de azúcar y una vez hayan empezado a hervir las cocinamos a fuego lento durante 10 minutos.
5 Una vez haya transcurrido este tiempo, apagamos el fuego, tapamos la olla y esperamos hasta que las mandarinas se enfríen por completo, unas 3 horas. Una vez haya pasado este tiempo, volvemos a llevar las mandarinas a ebullición, bajamos el fuego y cocinamos 10 minutos más a fuego lento. Apagamos el fuego y tapamos la olla.
6 Al día siguiente añadimos los 100g de azúcar restantes y llevamos las mandarinas a ebullición por última vez y las cocinamos a fuego lento durante 10 minutos. Si tengo mucha prisa (cosa que no es aconsejable para esta receta) espero otras 3 horas en vez de 24, añado el azúcar restante y termino de confitar las mandarinas a fuego lento durante 20 minutos.
7 Debemos dejarlas dentro del almíbar 12 horas como mínimo antes de utilizarlas. Se pueden guardar en su almíbar o dejarlas secar en una rejilla en el horno a 110º C (230º F) durante 10 minutos.
Consejos
- Puedes utilizar naranjas en vez de mandarinas. Recuerda que tienes que utilizar un poco menos de azúcar que de fruta y un poco menos de agua que de azúcar. Por ejemplo, si una naranja pesa 220g, usa 200 de azúcar y 160 de agua.
- Si quieres confitar las mandarinas sin hacer pausas puedes utilizar toda la cantidad de azúcar a la vez y dejar la olla destapada a fuego muy lento hasta que veas que están confitadas (puede tardar de una a dos horas). Notarás la diferencia porque la cáscara de la mandarina pasará de ser completamante opaca a algo transparente.
- No introduzcas nada en la olla para mover las mandarinas, mueve la olla por las asas haciendo movimientos circulares.
- Puedes escurrir las rodajas de mandarina y secarlas 10 minutos en el horno a 100ºC (210º F) o puedes guardarlas en su almíbar en el frigorífico, aunque para mí la opción más cómoda es congelarlas en pequeños paquetitos listos para usar.
Receta adaptada de Webos Fritos
Y aquí la señorita babeando y con diabetes gestacional...qué putada :(
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