24 de noviembre de 2014

SWEET POTATO FRIES O BONIATO AL HORNO


Existen cosas típicas de E.E.U.U. que mucha gente no conoce. Por ejemplo, que una gran cantidad de la población prefiere un pulled pork sandwich a una hamburguesa, que existen los S'mores, una combinación de galleta (Graham crackers para ser más específicos), malvavisco y chocolate asociada las acampadas y a los recuerdos de la infancia de todo americano y que en los diners, puedes escoger entre french fries (patatas fritas) o sweet potato fries (boniato frito) como guarnición para tu hamburguesa o sandwich








Lo del boniato frito me dejo bastante sorprendida, ya que como andaluza que soy siempre he considerado el boniato al horno como un postre o dulce. Peeero, como ya he dicho antes, a estos americanos les gusta combinar lo dulce con lo salado y tengo que admitir que en este caso han acertado al 100%.

Esta "receta" (pongo comillas porque no llega a ser receta de sencilla que es) es la típica que podéis encontrar por la red, ya que a los americanos no les gusta hacer frituras en casa y se las apañan con el horno para muchos platos. Y que queréis que os diga... me parece genial, porque, sin entrar en muchos detalles, estas cocinas no están diseñadas ni preparadas para hacer muchas frituras. 

Así que aquí lo tenéis, un soplo de aire fresco para vuestras noches de picoteo frente al televisor. Increíblemente sencillo y bueno.


Nivel de dificultad: Fácil
Tiempo de preparación: unos 10 minutos + unos 20 de horneado


Ingredientes para dos personas

Boniato (yo suelo usar uno mediano, de unos 250g)
sal
aceite de oliva
especias al gusto
Maicena o pan rallado (opcional)


Para la mayonesa a la lima 

Mayonesa casera o comprada
Zumo y ralladura de lima



1   Precalentamos el horno a unos 200ºC (400º F) y preparamos una bandeja cubierta con papel de hornear. En esta receta es importante usar papel sulfurizado (también conocido como papel para hornear o papel vegetal) para impedir que el boniato de nos pegue a la bandeja y se nos queme.

2   Pelamos el boniato y lo cortamos en rodadas para luego hacerlo tiras, igual que lo haríamos para unas patatas fritas. Durante este paso es importante que el corte sea lo más parecido posible, tanto si te gusta fino como grueso, intenta que las tiras tengan el mismo tamaño y grosor.

3  Colocamos el boniato en un cuenco y añadimos una o dos cucharadas de  aceite, espolvoreamos con sal, echamos un poco de pimienta recién molida. Yo os aconsejo empezar con una versión simple para los que seáis más comedidos y un puntito de cayena para los amantes del picante. Para los que queráis un punto más crujiente podéis añadir una cucharadita de Maicena o pan rallado Removemos bien hasta que  las tiras de boniato queden bien cubiertas por la mezcla de aceite y especias.
 
4   Volcamos en una bandeja y repartimos de forma que siempre quede un espacio entre una tira de boniato y otra. Esta es la clave para que se cocinen bien. Si tu bandeja para horno es muy pequeña, hazlas en dos tandas.





5    Cocinamos durante 10 minutos y sacamos la bandeja del horno para dar la vuelta a las tiras de boniato con una espátula, procurando no romperlas mucho y separándolas de nuevo para que se hagan bien en el horno. Continuamos con el horneado hasta que estén hechas por completo y tengan un color más oscuro, sin llegar a estar quemadas. Esto puede llevar unos 10 o 15 minutos más, depende del grosor del boniato y del tipo de horno que tengas.


6   Para mojar, podéis preparar salsa sencillísima mientras el boniato esta el el horno: añade a un par de cucharadas de mayonesa un poco de ralladura y zumo de una lima o limón.

7   Una vez esté listo, se sirve y se ataca sin piedad, que se enfría en seguida!! 



Consejos


  • ¿Que no te importa hacer frituras en casa? Pues dale caña a la freidora y márcate una versión exprés de de esta receta. Repetirás seguro.

  • Mi mezcla de especias favorita es: pimentón de la vera (smoked paprica), comino y pimienta negra recién molida. Aunque como ya he dicho anteriormente, prueba, experimenta y haz las cosas a tu gusto. Siempre puedes empezar de una forma más simple e ir modificando la receta hasta conseguir tu mezcla de especias preferida.

  • Abraza los misterios del boniato: existen muchos trucos para que nuestro boniato al horno quede crujiente y ninguno de ellos funciona a la perfección. He probado usando maicena, harina normal y harina de garbanzo, he probado a no añadir nada y haga lo que haga, a veces funciona y a veces no. Hay gente que afirma que dejar el boniato en remojo unos 20 minutos y secarlo muy bien antes de utilizarlo ayuda, pero todavía no he probado a hacerlo. Yo creo que depende del tipo de boniato, aunque en teoría siempre he usado la misma variedad. ¿Tendrá que ver con la alineación de los planetas en una galaxia lejana? No importa, porque pase lo que pase, crujiente o no, jamás dejaré de preparar este plato. ¡Larga vida al boniato!





11 de noviembre de 2014

TENTACIONES DE CHOCOLATE



Mudarse a otro continente hace que cambien muchos de tus hábitos relacionados con la comida. Puedes ver cosas que no olvidarás jamás, como tabletas de chocolate con bacon ahumado en la zona gourmet del supermercado mientras te es casi imposible encontrar algo tan simple como unas gambas con cabeza en la zona de congelados.

Existen muchas diferencias, como por ejemplo, en el pan, la corteza blanda se asocia con la frescura de un pan recién horneado, la gente disfruta mezclando lo dulce con lo salado en cualquier comida (tortitas con bacon y sirope de arce para desayunar o galletas con caramelo y sal) y se toman muy en serio el punto de cocción de las verduras (según una leyenda urbana que me acabo de inventar pueden darte una paliza si cocinas unas judías verdes más de la cuenta). 

La verdad es que al principio me llamó mucho la atención el tipo de galletas que gustan por aquí. Por lo visto, para los americanos, las galletas no tienen porque ser crujientes. Aunque existen galletas crujientes, estilo shortbread, o icebox (se enfría la masa en el frigorífico antes de cortarlas, como en esta receta), se encuentran con mucha frecuencia (demasiada para mi gusto) galletas "suaves" y/o con una textura chiclosa o "chewy", como dicen por aquí. 
Sé que puede parecer una tontería, pero acostumbrada a las galletas "normales" que compraba en España, este simple detalle hizo que me replanteara qué es lo normal en la gastronomía de un país y demás teorías sobre el sentido de nuestra existencia. 





Pues bien, esta receta que llevo haciendo desde hace años cuando todavía vivía en Málaga, es un delicioso ejemplo de la mezcla entre un brownie y una galleta, ni blandas ni crujientes. Y que conste que el que avisa no es traidor. Estas galletas son un peligro: densas, atiborradas de chocolate y totalmente adictivas...tan buenas que te olvidarás de... ¿de qué estaba yo hablando?


Nivel de dificultad: fácil
Tiempo de preparación: 20 minutos como máximo
Tiempo de horneado: 15 minutos




Ingredientes

365g de chocolate negro divido en 3 partes: 225g, 85g y 55g
90g (6 cucharadas) de mantequilla sin sal
2 huevos
150g de azúcar moreno
225g de harina
1/4 de cucharadita de levadura de repostería (polvos de hornear)
1 pizca de sal
50g de avellanas picadas gruesas
40g de chocolate blanco





Preparación

1   Precalentar el horno a 180ºC (350º F) y forrar con papel de hornear una bandeja grande o dos pequeñas.

2   Derretir en el microondas 225g del chocolate con la mantequilla. Es importante sacar el chocolate antes de que este completamente derretido para evitar que se nos queme. Removemos la mezcla con una espátula de silicona hasta conseguir una crema homogénea. Dejar templar.

3   En otro cuenco, batir los huevos con el azúcar hasta conseguir una mezcla esponjosa. Añadir la crema de chocolate y mantequilla (no debe estar caliente) y mezclar bien.

4   En un cuenco aparte, mezclar la harina con la levadura y la sal. Trocear 85g del chocolate negro.

5  Añadir a la crema de huevos el chocolate troceado y las avellanas picadas y mezclar bien. Tamizar la harina por encima y remover con la espátula hasta que no queden restos de harina seca.







6   Colocar cucharadas de la masa en la bandeja para el horno dejando algo de espacio entre ellas. Hornear unos 12-15 minutos* (el tiempo puede variar según el tipo de horno) por tandas hasta terminar la masa. Dejar enfriar en una rejilla.

7   Una vez las galletas estén frías, derretir en el microondas (a intervalos de 30 segundos como máximo) los 55g restantes del chocolate negro y los 40 g de chocolate blanco por separado. Puedes improvisar unas mini-mangas pasteleras con un par de bolsas pequeñas tipo zip, cortando una de las puntas para que quede una boquilla muy pequeña. Decorar las galletas con los dos tipos de chocolate y dejar enfriar.

 *He descubierto que estas galletas quedan mucho más jugosas si las sacas a los 12 minutos. Puede parecer que estan crudas por el centro, pero no es así. Solo tienes que dejarlas enfriar en la misma bandeja hasta que el chocolate de su interior se solidifique.
 

Consejos

  • Como siempre digo, intenta usar un chocolate de calidad,  notarás la diferencia en los resultados.
  •  Puedes aromatizar las galletas usando unas gotas de extracto de vainilla o almendra.
  •  Consérvalas en una lata u otro tipo de recipiente hermético a temperatura ambiente.
  • Echa un ojo a partir del minuto 10 de horneado, no deben quedar ni duras ni crudas por dentro. 
  • Compártelas, aunque esto es opcional...



Receta adaptada del libro Muffins y otros pastelitos de la editorial Parragon