Mudarse a otro continente hace que cambien muchos de tus hábitos relacionados con la comida. Puedes ver cosas que no olvidarás jamás, como tabletas de chocolate con bacon ahumado en la zona gourmet del supermercado mientras te es casi imposible encontrar algo tan simple como unas gambas con cabeza en la zona de congelados.
Existen muchas diferencias, como por ejemplo, en el pan, la corteza blanda se asocia con la frescura de un pan recién horneado, la gente disfruta mezclando lo dulce con lo salado en cualquier comida (tortitas con bacon y sirope de arce para desayunar o galletas con caramelo y sal) y se toman muy en serio el punto de cocción de las verduras (según una leyenda urbana que me acabo de inventar pueden darte una paliza si cocinas unas judías verdes más de la cuenta).
La verdad es que al principio me llamó mucho la atención el tipo de galletas que gustan por aquí. Por lo visto, para los americanos, las galletas no tienen porque ser crujientes. Aunque existen galletas crujientes, estilo shortbread, o icebox (se enfría la masa en el frigorífico antes de cortarlas, como en esta receta), se encuentran con mucha frecuencia (demasiada para mi gusto) galletas "suaves" y/o con una textura chiclosa o "chewy", como dicen por aquí.
Sé que puede parecer una tontería, pero acostumbrada a las galletas "normales" que compraba en España, este simple detalle hizo que me replanteara qué es lo normal en la gastronomía de un país y demás teorías sobre el sentido de nuestra existencia.
Pues bien, esta receta que llevo haciendo desde hace años cuando todavía vivía en Málaga, es un delicioso ejemplo de la mezcla entre un brownie y una galleta, ni blandas ni crujientes. Y que conste que el que avisa no es traidor. Estas galletas son un peligro: densas, atiborradas de chocolate y totalmente adictivas...tan buenas que te olvidarás de... ¿de qué estaba yo hablando?
Nivel de dificultad: fácil
Tiempo de preparación: 20 minutos como máximo
Tiempo de horneado: 15 minutos
Ingredientes
365g de chocolate negro divido en 3 partes: 225g, 85g y 55g
90g (6 cucharadas) de mantequilla sin sal
2 huevos
150g de azúcar moreno
225g de harina
1/4 de cucharadita de levadura de repostería (polvos de hornear)
1 pizca de sal
50g de avellanas picadas gruesas
40g de chocolate blanco
Preparación
1 Precalentar el horno a 180ºC (350º F) y forrar con papel de hornear una bandeja grande o dos pequeñas.
2 Derretir en el microondas 225g del chocolate con la mantequilla. Es importante sacar el chocolate antes de que este completamente derretido para evitar que se nos queme. Removemos la mezcla con una espátula de silicona hasta conseguir una crema homogénea. Dejar templar.
3 En otro cuenco, batir los huevos con el azúcar hasta conseguir una mezcla esponjosa. Añadir la crema de chocolate y mantequilla (no debe estar caliente) y mezclar bien.
4 En un cuenco aparte, mezclar la harina con la levadura y la sal. Trocear 85g del chocolate negro.
5 Añadir a la crema de huevos el chocolate troceado y las avellanas picadas y mezclar bien. Tamizar la harina por encima y remover con la espátula hasta que no queden restos de harina seca.
6 Colocar cucharadas de la masa en la bandeja para el horno dejando algo de espacio entre ellas. Hornear unos 12-15 minutos* (el tiempo puede variar según el tipo de horno) por tandas hasta terminar la masa. Dejar enfriar en una rejilla.
7 Una vez las galletas estén frías, derretir en el microondas (a intervalos de 30 segundos como máximo) los 55g restantes del chocolate negro y los 40 g de chocolate blanco por separado. Puedes improvisar unas mini-mangas pasteleras con un par de bolsas pequeñas tipo zip, cortando una de las puntas para que quede una boquilla muy pequeña. Decorar las galletas con los dos tipos de chocolate y dejar enfriar.
*He descubierto que estas galletas quedan mucho más jugosas si las sacas a los 12 minutos. Puede parecer que estan crudas por el centro, pero no es así. Solo tienes que dejarlas enfriar en la misma bandeja hasta que el chocolate de su interior se solidifique.
Consejos
- Como siempre digo, intenta usar un chocolate de calidad, notarás la diferencia en los resultados.
- Puedes aromatizar las galletas usando unas gotas de extracto de vainilla o almendra.
- Consérvalas en una lata u otro tipo de recipiente hermético a temperatura ambiente.
- Echa un ojo a partir del minuto 10 de horneado, no deben quedar ni duras ni crudas por dentro.
- Compártelas, aunque esto es opcional...
Receta adaptada del libro Muffins y otros pastelitos de la editorial Parragon
Vaya buena pinta!!!
ResponderEliminarBedankt!
ResponderEliminarHago las de avena que estan riquisimas y ahora me tientas con éstas.... esto no puede ser Pili me estás creando una dependencia
ResponderEliminarque lo sepas jejejejje uummmm!!