27 de octubre de 2013

VERDURAS CON GARBANZOS Y ESPECIAS


Hay muchos motivos por los que éste es uno de mis platos de cuchara favoritos: es colorido, sabroso, bajo en grasa, fácil de preparar y gusta hasta los paladares más tradicionales porque el punto de especias es muy suave y nada picante. Os puedo asegurar que es un plato apto para todos los públicos.

Este guiso queda genial acompañado de Pan de Pita y si además preparas un Hummus para servir como entrante, sorprenderás a los comensales con un menú exótico y delicioso. Y ni te cuento lo bueno que está de un día para otro...








Nivel de dificultad: Medio
Tiempo de preparación: 35 minutos
Tiempo de cocción: 30 minuto para el guiso + 30 minutos para las berenjenas




Ingredientes

1 berenjena grande (unos 500g)
1 calabacín mediano
1 puerro pequeño o 1/2 grande
2 dientes de ajo
1 puñado (unos 75g) de judías verdes
200g de calabaza
1 zanahoria mediana 
50g de pistachos pelados
6 cucharadas de aceite de oliva virgen extra (AOVE)
300g de garbanzos cocidos
1 lata de tomates enteros en conserva (750g)
1/2 cucharadita de pimentón dulce
1/2 cucharadita de comino molido
1/2 cucharadita de cúrcuma
1/2 cucharadita de cardamomo
1/4 de cucharadita de canela molida
Un puñado de perejil picado y un poco más para servir
2 cucharadas de menta fresca recién picada 
400 ml de agua o caldo de verduras



Preparación 
  
1  Cortar las berenjenas en rodajas de 1 cm de grosor, salarlas y dejarlas escurrir en un colador durante 30 minutos.


2   Picar el puerro del grosor que más os guste y machacar los ajos. Pelar y cortar la calabaza en dados. Cortar el calabacín a lo largo y luego en rodajas de 1 cm de grosor. Pelar la zanahoria y cortarla en rodajas del mismo grosor que el calabacín. Cortar las judías verdes en trozos. 




3   Tostar los pistachos en una sartén sin aceite a fuego medio. No dejar de mover los pistachos hasta que estén tostados. Picarlos gruesos cuando se hayan enfriado.

4  Precalentar el horno a 200º C (unos 400º F) y secar las berenjenas una a una con papel absorbente. Preparar una bandeja de horno untada con un poco de AOVE, embadurnar las rodajas de berenjena con 3 cucharadas del aceite y colocar sobre la bandeja en una sola capa. Añadir un poco más de sal si es necesario. Hornear hasta que las rodajas estén hechas por dentro y doradas por fuera, durante unos 30 minutos más o menos. El tiempo depende de cada horno. Mientras la berenjena se hace en el horno, empezamos a preparar el guiso.

5   Poner una olla grande a fuego medio y añadir 3 cucharadas de AOVE. Cuando el aceite esté caliente, añadir el puerro picado y los dos dientes de ajo. Remover hasta que se hayan cocinado un poco, durante 2 minutos. Añadir la calabaza, el calabacín, la zanahoria, las judías verdes. Subir un poco el fuego y cocinar las verduras, sin dejar de mover, durante 1 minuto. A continuación, añadir las especias y rehogar un poco más. Añadir los garbanzos y el líquido de los tomates al guiso. Trocear un poco los tomates y los añadirlos también, junto con el perejil picado, la menta y unos 400 ml de agua o caldo de verduras. Salpimentar al gusto y tapar hasta que empiece a hervir. 

6   Una vez haya empezado a hervir,  cocinaremos las verduras y los garbanzos tapados, durante unos 30 minutos a fuego medio, hasta que las verduras estén tiernas. No debemos remover el guiso con ningún utensilio porque machacaremos las verduras que ya estén cocinadas. Para mover el guiso debemos levantar la olla por las asas y realizar movimientos circulares. Cuando vemos que está listo, apagamos el fuego y lo dejamos tapado.

7   Cortamos las berenjenas asadas en mitades (o en cuartos, en mi caso) y las añadimos al guiso junto con los pistachos picados. Cocinamos a fuego medio 5 minutos y servimos con un poco de perejil picado por encima. Si quieres, añade un chorrito de AOVE por encima (no añadir en caso de que quieras una opción baja en grasas).




Consejos  


  • Si eres un entusiasta de los sabores fuertes, añade un poco más de especias al guiso. Si eres de los amantes del picante puedes añadir una guindilla seca, chile en polvo o una cucharada de Sambal Oelek.

  • Puedes usar garbanzos cocidos de bote o cocerlos en casa: deja los garbanzos en remojo de la noche anterior, cúbrelos con suficiente agua como para que sobren unos 3 dedos y cuécelos en la olla rápida durante unos 17 minutos a fuego medio. Los minutos de cocción se empiezan a contar una vez empiezan a hervir.

  • La receta original lleva espinacas que se le añaden en el último paso. Si te apetece, puedes añadir unos 100g al final y cocinarlas los últimos 5 minutos junto con las berenjenas y los pistachos.

  • Si te animas a preparar el Pan de Pita para acompañar este plato (puedes hacerlo con antelación y congelarlo), prueba a añadirle una cucharada de semillas de comino negro (también conocido como nigella o kalonji). Verás que sabor más interesante.

  • Como nada es perfecto, la pega de este guiso es que no congela muy bien. Será por la cantidad de verduras, pero la textura cambia bastante y pierde mucha calidad. 

  • Se conserva sin problemas durante varios días en el frigorífico.
    

*Esta receta es de uno de los libros de cocina vegetariana que tuve que dejar en España. Si en las mudanzas se pierden cosas, ni te cuento lo que pasa con tus pertenencias cuando te vas a vivir a otro continente. Espero que alguien lo encuentre...

Ok, ya tengo el libro: Cocina Vegetariana de la colección Estilo Gourmet. Editorial Susaeta.


22 de octubre de 2013

GALLETAS DECORADAS PARA HALLOWEEN


Halloween es una festividad anglosajona que todos conocemos por el famoso "truco o trato", los disfraces y los atracones de caramelos, cuyos sus orígenes están relacionados con antiguas celebraciones del fin del verano como el Samhain, de origen celta y con la festividad cristiana del Día de Todos los Santos.



Hacer y decorar galletas es una actividad que divierte tanto a niños como a adultos y nos mantiene ocupados por mucho tiempo...así que viene bien para casos extremos de aburrimiento y fines de semana de lluvia.

  La masa que he utilizado es fácil de manejar, siempre que no se caliente demasiado y el olor que deja en la casa cuando se empiezan a hacer las galletas es buenísimo.

En cuanto a la decoración, aquí, en los Estados Unidos, se venden infinidad de glaseados listos para usar y de todos los colores que te puedas imaginar. Yo me he limitado a comprar el de color negro (de la marca Wilton) y el resto los he hecho en casa. También puedes usar chocolate blanco, chocolate negro o cualquier otra decoración que sea comestible. 

¿Que no te gusta la temática de Halloween? Utiliza un cortapastas con la forma que más te guste y decóralas como quieras.
 
Lo más importante es pasar un buen rato y echarle imaginación.

¿Te animas?


Dificultad: Media
Tiempo de preparación: 20 minutos + 30 minutos de reposo
Tiempo de horneado: 12 minutos por cada tanda de galletas
Tiempo de decoración: Mucho, sin embargo cuenta como tiempo de diversión, no de trabajo.
Utensilios: Cuenco, varillas, colador, rodillo, cortapastas de diferentes formas, manga pastelera (o papel de hornear para fabricar una casera) y palillos de dientes.


 
Ingredientes para unas 30 galletas


375g de harina de repostería (o harina "all purpose")
180g de mantequilla a temperatura ambiente
200g de azúcar (yo he puesto 150g)
1 huevo + 1 yema
la ralladura de 1 limón
1/2 cucharadita de extracto de vainilla o un par de gotas de esencia de vainilla
1 pizca de sal


Para la decoración puedes utilizar:

Colorante alimentario (suelen vender un kit con rojo, amarillo y azul)
Chocolate blanco
Chocolate de cobertura o pepitas de chocolate
Glaseado de colores listo para usar

También puedes preparar tu propio glaseado para las galletas mezclando:

1 cucharada de zumo de limón
1 clara de huevo
200g de azúcar glas
    


Preparación


1   En un cuenco grande con ayuda de unas varillas (eléctricas o a mano) bate la mantequilla a temperatura ambiente con el azúcar durante unos 5 minutos hasta conseguir una mezcla homogénea. Si no has sacado la mantequilla del frigorífico con antelación puedes calentarla unos segundos en el microondas, con cuidado de que no se derrita. La mezcla de mantequilla y azúcar debe tener una textura similar a una pomada.

2   Añadimos la yema y el huevo entero y mezclamos con una cuchara de madera o espátula de silicona hasta que se hayan  incorporado bien a la mezcla anterior. Añadimos la vainilla, la ralladura de limón y la pizca de sal y volvemos a remover durante unos segundos.

3   Tamizamos la harina con un colador por encima de la mezcla de huevos, mantequilla y azúcar y removemos con la cuchara o espátula hasta conseguir una masa. Yo suelo usar las manos para terminar de mezclar la masa. Hacemos dos bolas y las aplastamos ligeramente. Las envolvemos en papel film y las dejamos reposando en el frigorífico 30 minutos como mínimo.

4   Precalentamos el horno a 180º C (375º F).
Despejamos y limpiamos la superficie de trabajo donde vayamos a dar forma a las galletas. Preparamos un rodillo de cocina, un poco de harina y sacamos una de las bolas de masa del frigorífico. Estiramos la masa ayudándonos del rodillo, con paciencia para que no se nos rompa mucho y la dejamos de un grosor de unos 3 milímetros, ni muy fina ni muy gruesa. Cortamos las galletas con ayuda de un cortapastas  y las vamos depositando en una bandeja para horno cubierta con papel de hornear, dejando siempre un poco de espacio entre ellas. Vamos haciendo una bola de masa con los recortes y la metemos en el frigorífico para que no se caliente mucho antes de volver a pasar el rodillo otra vez. Sacamos la segunda bola que teníamos reservada en el frigorífico y repetimos el proceso para cortar las galletas hasta que no nos quede masa. Haremos este paso a la vez que se hornean las galletas que hemos cortado previamente.




5   Horneamos las galletas por tandas durante unos 12 minutos aproximadamente. A mi me gusta rotar la bandeja cuando han pasado 6 minutos para que el horneado sea más uniforme, aunque esto es opcional. Cuando las galletas tengan los bordes dorados, las sacamos del horno.

Sé que me repito mucho, pero es importante que conozcáis vuestro horno y vayáis observando si necesitan unos minutos más o menos. Cuando hayan pasado unos 5 minutos fuera del horno, las colocamos con cuidado sobre una rejilla para que terminen de enfriarse.


6   Cuando las galletas estén frías, comenzamos a decorarlas. 
Este es el paso más caótico y divertido porque todo vale, siempre que sea comestible, ejem...

Si quieres hacerlo estilo pro y cuentas con tu manga pastelera, pues preparas la receta del glaseado, lo divides en varios cuencos para usar diferentes colores y ¡al ataque! ¿Que no tienes manga pastelera y te gustaría intentarlo? Pincha aquí para ver un vídeo donde se explica cómo hacer una manga pastelera con papel para hornear. 

Yo me he ayudado de un palillo de dientes para repartir el glaseado con cuidado, pero es un trabajo lento, muy lento.

Si no quieres saber nada de los glaseados de azúcar, usa chocolate blanco, derrítelo con cuidado en el microondas (se quema con facilidad) y añade colorante alimentario del color que más te guste para decorar. O puedes usarlo sin colorante. El chocolate negro también sirve para hacer la función de color negro, aunque quede marrón y está mucho más bueno que el glaseado, porque al fin y al cabo, es chocolate.





7  Podéis esperar a que el glaseado se seque pero después de tanto trabajo seguro que cae alguna antes de tiempo...




Consejos


  • Puedes probar a aromatizar la masa de las galletas con otro tipo de especias o extractos, siempre que no añadas mucho líquido a la mezcla. Puedes echarle un poco de canela, jengibre en polvo o sustituir el extracto de vainilla por otro diferente. Como podéis comprobar, las galletas de la foto llevan ralladura de naranja y un poquito de lima, aunque para mí, la mejor combinación ha sido la de vainilla y limón.

  • La masa de las galletas debe estar algo fría para que no se nos rompa mucho al manipularla. Si vemos que se nos pega mucho aunque echemos harina sobre la superficie de trabajo y sobre el rodillo la meteremos unos 5 minutos en el congelador. 

  • Las galletas quedan realmente crujientes si se enfrían durante 10 minutos despues de cortarlas, justo antes de meterlas en el horno.

  • Si no dispones de cortapastas con motivos de Halloween puedes usar una cartulina recortada con la forma que quieras como plantilla. Sólo tienes que colocar la cartulina encima de la masa y usar un cuchillo pequeño y afilado tipo puntilla para cortar la forma de la galleta siguiendo los bordes de la cartulina.

  • Tanto el extracto (o esencia) de vainilla como los colorantes para el glaseado y demás productos para decorar galletas se suelen encontrar en grandes superficies y en tiendas especializadas.

  •  El glaseado debe quedar bastante espeso para que se mantenga sobre la galleta. Si ves que está muy líquido, añade un poco más de azúcar glas hasta conseguir el espesor adecuado. Para decorar las galletas estilo profesional debes hacer un glaseado muy espeso, parecido a la pasta de dientes, para delimitar los bordes y otro glaseado algo más líquido (se hace añadiendo unas gotas de agua) para rellenarlas por el centro.



Receta adaptada del libro Cookies de Hilaire Walden

15 de octubre de 2013

APERITIVO DE APIO CON QUESO Y PIÑONES


Hace varios meses, aburrida de hacer una y otra vez la misma ensalada, probé una combinación de ingredientes casi al azar, que me sorprendió: lechuga, apio, queso y piñones.

Lo primero que pensé fue que la lechuga sobraba, no aportaba nada. Hice que el Dr. Marido lo probara y aunque él no es un fan del apio, le gustó. Estaba eufórica en ese momento (reacción normal cuando eres gaditana y entusiasta de la comida a la vez).



El sabor fresco y crujiente del apio se mezclaba con la untuosidad del queso mientras que los piñones aportaban un punto ligeramente dulce y aromático. Sin dejar de ser consciente de que no había inventado nada nuevo, sentía la urgencia de compartir este descubrimiento.

Así que aquí lo tenéis. Espero que lo probéis y me deis vuestra opinión.



Nivel de dificultad: Fácil
Tiempo de preparación: 15 minutos


Ingredientes para 4 personas

50g de apio: unas 3 ramas de la parte mas clara, la del interior
20g de piñones
30g de queso de cabra tipo rulo
Sal
1 cucharadita de aceite de oliva virgen extra
1/2 cucharadita de vinagre de champagne u otro vinagre de vino blanco de calidad


Preparación

1   Tostar los piñones en una sartén limpia (no usar aceite) a fuego medio hasta que estén dorados.

2   Cortar el apio en aros finos, de unos 3mm de grosor. Mientas los piñones se enfrían, guardar el apio ya cortado en el frigorífico.

3   Cuando los piñones se hayan enfriado por completo, mezclar con el apio cortado y aliñar. Removemos con una cuchara y añadimos el queso desmenuzado. Mezclar de nuevo lo justo para que todos los ingredientes queden bien repartidos. 

4    Servir en un recipiente pequeño, como por ejemplo una cuchara de cerámica.


Consejos

  • Tanto el apio como los piñones se pueden preparar por adelantado. Eso sí, una vez mezclados los ingredientes, se tiene que servir de inmediato.

  • No os alejéis mucho de la sartén mientras estéis tostando los piñones. Ya conocéis la ley de Murphy, en cuanto os deis media vuelta, se os habrán quemado.

  • Es aconsejable usar un queso suave y que se pueda desmenuzar. Si no os gusta la opción de queso de cabra tipo rulo, podéis usar un queso tipo Philadelphia especial para ensaladas (es más firme que el de untar) o incluso un queso Feta (cambiar la proporción de sal en el aliño, este queso es muy salado).

  • He puesto cantidades muy pequeñas con la intención de  servir una ración tipo bocado. Este aperitivo va de maravilla con un vino blanco y tiene la ventaja de ser ligero y sabroso a la vez. Muy recomendable para servir al comienzo o entre platos durante una cena especial.


10 de octubre de 2013

BIZCOCHO DE AVELLANAS Y CHOCOLATE



Es curioso cómo funciona la memoria. El otro día, mientras buscaba recetas para el blog, encontré esta. 
Lo primero que recordé fue el olor dulce del chocolate con leche y de las avellanas, después, la textura granulada del bizcocho y por último, un montón de cosas de cuando compartía piso en mis años de universitaria...¡La cantidad de veces que habré hecho esta receta y me había olvidado de ella por completo! 
Recuerdo que lo preparaba una y otra vez porque le gustaba a todo el mundo. Así que aquí lo tenéis, un bizcocho rescatado del olvido.

Espero que os guste tanto como a mí.






Nivel de dificultad: Media
Tiempo de preparación: 35 minutos aproximadamente
Tiempo de horneado: 45-50 minutos aproximadamente




Ingredientes

*Estas son las cantidades de la receta original reducidas a la mitad para hacer un bizcocho pequeño. Para hacer el bizcocho tamaño grande, usa un molde de 30 cm y dobla las cantidades.



100g de chocolate con leche
100g de avellanas tostadas y molidas
90g de mantequilla a temperatura ambiente
80g de azúcar
3 huevos
70g de harina
1/2 cucharadita de levadura de repostería (polvos de hornear)
1 pizca de sal
100g de Nutella o Chocolate con leche para el glaseado




Preparación


1    Preparar un molde rectangular de unos 20 centímetros forrado con papel de hornear o untado con mantequilla y espolvoreado con harina. Precalentar el horno a 190ºC, calor arriba y abajo.


2    Rallar, picar o trocear finamente los 100g de chocolate con leche. Yo he utilizado el accesorio picador para este paso. Mezclar la harina con la levadura.


3   Separar las claras de las yemas. En un cuenco limpio sin restos de grasa, batir las claras a punto de nieve con unas varillas (es aconsejable que sean eléctricas, aunque también se pueden montar a mano). Añadir una pizca de sal antes de terminar de montar las claras


4   En un cuenco grande, batir la mantequilla y el azúcar con las varillas hasta conseguir una mezcla homogénea y cremosa. Añadir las yemas una a una, batiendo unos segundos antes de incorporar la siguiente. 



5   Con una espátula de silicona, añadir las avellanas molidas y el chocolate a la mezcla de huevos, mantequilla y azúcar. 
A continuación, incorporar la harina removiendo lo justo y necesario, hasta que no queden grumos. 
Por último, incorporar las claras poco a poco. Este último paso debe hacerse con paciencia y sin batir, realizando movimientos envolventes. Dejamos de mezclar cuando veamos que la masa tiene un aspecto homogéneo. 



 
  Volcar la masa dentro del molde y alisar la superficie. 
Hornear a 190ºC durante los primeros 30 minutos y a 180ºC el resto del tiempo (puede variar dependiendo del horno que tengas). Este paso puede resultar el más estresante porque tarda bastante y tenemos que vigilar que no se nos queme. Si se está tostando más de la cuenta por arriba durante los últimos minutos de horneado, coloca un trozo de papel de hornear o papel de aluminio por encima del bizcocho. Comprobaremos que el bizcocho está cocido por dentro si al pincharlo con un palillo de dientes, éste sale limpio y sin restos de masa (es normal que tenga algunos restos de chocolate).


7   Cuando el bizcocho esté listo, lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar unos 20 minutos antes de desmoldar. Una vez lo saquemos del molde, lo dejamos enfriar completamente antes de cubrirlo con el chocolate. Puedes usar 100g de Nutella para la cobertura o 100 de chocolate con leche (fundido a intervalos de 15 segundos en el microondas). Si usas chocolate con leche para la cobertura, espera a que solidifique antes de servir.




Consejos


  • Si estas empezando a cocinar y no tienes un robot de cocina (procesador) o un accesorio picador para la batidora, es aconsejable que te lo compres. Te va a facilitar un montón las cosas y no sólo sirve para hacer recetas dulces, también es muy útil para elaborar todo tipo de platos, desde masas para hacer tartas dulces o saladas como por ejemplo la Tarta salada de Tomate y Maíz , hasta cremas y pastas para untar como el Hummus.

  • Este bizcocho es contundente y queda poco esponjoso a pesar de llevar las claras montadas. Aun así, no resulta seco gracias a las avellanas y al chocolate.

  • La calidad del chocolate con leche que utilices es muy importante tanto para el sabor del bizcocho como para la textura de la cobertura.
 
  • Puedes preparar el bizcocho la noche anterior y terminarlo a la mañana siguiente. 

  • En el caso de que estés en "modo impaciente",  sáltate el paso de la cobertura, corta una rebanada del bizcocho aún tibio y úntala con Nutella...




Receta adaptada del libro Repostería Esencial de la editorial Circulo de Lectores 

 

6 de octubre de 2013

PAN SIN AMASADO



Si alguna vez os ha picado el gusanillo del pan, pero no os habéis atrevido, esta es vuestra oportunidad.

Esta receta es tan sencilla que hasta el cocinero casero más novato puede quedar como un "Ferran Adriá" frente a familiares y amigos. Sin amasado y sin técnicas extravagantes, conseguiréis hogaza casera de miga esponjosa y corteza crujiente.



 
Lo único que necesitáis es una olla, cazuela de barro o Pirex con tapadera que se pueda meter en el horno.



Nivel de dificultad: Fácil
Tiempo de preparación: 10 minutos de trabajo + unas 14 horas de reposo aproximadamente
Tiempo de horneado: 40 minutos aproximadamente


Ingredientes

500g de harina de fuerza o harina panificable
345g de agua a temperatura ambiente 
10g de sal
1g de levadura de panadero seca o 4g de levadura de panadero fresca
Harina, sémola de trigo o salvado para los reposos


Preparación  

1   Si queremos tener el pan listo para el almuerzo, es aconsejable realizar este paso la noche anterior.

En un cuenco grande mezclamos la harina, la sal y la levadura. Si usas levadura fresca en vez de levadura de panadero seca, es aconsejable que la disuelvas en el agua. A continuación, incorporamos el agua y usando las manos, mezclamos hasta conseguir una masa homogénea. Una vez veamos que la harina y el agua están bien mezcladas hemos terminado este paso. 
Cubrimos el cuenco con papel film y lo dejamos reposando a temperatura ambiente unas 12 horas.

2   A la mañana siguiente veremos que la superficie de la masa esta llena de burbujas, esto es una buena señal. 

Retiramos el papel film y con las manos limpias y muy mojadas (cada vez que la masa se nos empiece a pegar, nos las mojamos de nuevo) doblamos la masa dentro del cuenco, de la misma forma que plegamos un papel para introducirlo en un sobre: agarramos un tercio de la masa y lo plegamos por encima y repetimos el proceso con el lado opuesto. Finalmente, plegamos la masa sobre sí misma.
Este paso nos va a ayudar a conseguir una buena miga.
Cubrimos el cuenco de nuevo con papel film y dejamos reposar la masa 15 minutos.

3   Preparamos una superficie limpia y más harina (a mi me gusta utilizar sémola de trigo) para dar forma al pan.

Volcamos el contenido del cuenco sobre la encimera o mesa de trabajo que habremos cubierto con una cantidad generosa de harina o sémola, para evitar que la masa se nos pegue. Volvemos a plegar la masa sobre sí misma en tres partes: izquierda, derecha y de arriba a abajo. La colocamos con los pliegues hacia abajo. 



Podemos terminar  el proceso de formado en este paso y dejar la masa reposando antes de meterla en el horno o podemos esperar 15 minutos más y formar una bola para que el pan nos quede más redondo antes del último reposo.
Yo le he dado forma de bola plegando un poco más la masa hacia adentro, aunque también queda bien si lo dejas reposando tras hacer los pliegues.


4   Colocamos la bola de masa con los pliegues hacia abajo sobre un trapo de cocina limpio (mejor si es de un tejido que no suelte fibras) cubierto generosamente con harina o sémola y la metemos en un cuenco donde pueda aumentar de tamaño. Cubrimos el cuenco con otro trapo de cocina para que la masa repose sin secarse mucho. Este último reposo dura unas dos horas aproximadamente o hasta que la masa aumente más de la mitad de su tamaño. 

Cuando haya transcurrido una hora y media de reposo, calentamos el horno a 225ºC (450 F aproximadamente), calor arriba y abajo, con la olla que vayamos a utilizar dentro. Hay que precalentar el horno durante 30 minutos como mínimo.

Cuando la masa esté lista y el horno y la olla estén muy calientes, nos preparamos para hornear al pan.


5   El paso para trasladar la masa desde el cuenco hasta la olla resulta más sencillo si utilizas una tabla de cocina con un trozo de papel de hornear encima y la colocas boca abajo sobre el cuenco. Sólo tienes que volcar el cuenco y voilà, ya tienes el pan sobre el papel de hornear, listo para transportarlo a la olla. Vamos a hornear el pan con los pliegues hacia arriba, por lo que es normal que la masa comience a abrirse un poco.

Este paso es el más delicado porque es muy fácil que nos quememos. Con mucho cuidado, sacamos la olla del horno y le quitamos la tapadera. A continuación, ayudandonos del papel de hornear y con cuidado de no quemarnos, colocamos el pan dentro de la olla, la movemos ligeramente para colocar el pan, la tapamos y la volvemos a meter en el horno durante unos 20 minutos. 
Una vez transcurrido ese tiempo, bajamos la temperatura a 200ºC (unos 400 F) y sacamos la olla del horno. Cuando la destapemos, veremos como el pan ha aumentado de tamaño y ha "explotado" por arriba (me encanta este momento porque cada pan tiene un aspecto diferente).


Mi pan, más morenito de la cuenta, tras los 20 primeros minutos de horneado.


Horneamos el pan dentro de la olla sin tapadera durante otros 20 minutos o hasta que la corteza esté de un bonito color tostado. Cuando esté listo, lo sacamos de la olla con cuidado y lo dejamos enfriar en una rejilla alejada de corrientes de aire.



Consejos


  •  Cada harina es distinta, por lo que os recomiendo añadir el agua poco a poco. Si veis que la masa esta muy seca, no dudéis en añadir un poco más de agua, vuestra masa os lo agradecerá.

  • Con esta receta comprobarás que hacer pan en casa no es difícil: mezclar, reposar, dar forma y hornear. ¿Que te ha quedado con una forma rara? Da lo mismo, lo importante es el sabor. Y ya verás que aroma cuando destapes la olla... 

  • La harina de  fuerza o harina para hacer pan así como la levadura de panadería se pueden encontrar en muchos supermercados y grandes superficies. La harina de repostería o de freír no sirve para hacer este pan. Tampoco sirve la levadura de repostería (polvos de hornear).

  • Si te interesa dar un punto más rústico a tu pan puedes sustituir 70g de la harina por harina de trigo integral o de centeno.

  • Es normal que la masa quede bastante líquida, así que no os pongáis nerviosos si se os empieza a pegar en las manos o en la encimera (esto mejorará con la práctica) . No es aconsejable poner más harina a la masa inicial para que quede más dura y fácil de manejar.

  • Cuando hagáis los plegados de la masa dentro del cuenco, es importante que tengáis las manos muy mojadas. Lo mismo digo cuando dobléis la masa en la encimera respecto a la harina: echad harina sin miedo sobre la superficie y sobre vuestras manos, de esta forma trabajareis más cómodos y se os pegará menos.

  • No forcéis la temperatura añadiendo agua caliente o poniendo la masa en un lugar con calor (a menos que sea invierno y  vuestra casa esté hecha un congelador). Este pan fermenta sin problemas a temperatura ambiente y si aceleramos el proceso conseguiremos un pan con menos sabor. 

  • Yo utilizo una olla de hierro de Ikea y estoy encantada con los resultados. Puedes usar cualquier recipiente apto para horno con tapadera ya sea metálico, de cerámica o Pyrex.

  • Sabremos que el pan está cocido por dentro si al golpear la base suena hueco. 
 
 
  • Si tenéis alguna duda, no dudéis en preguntar en los comentarios. 



Adaptación de la receta No Knead Bread de Jim Lahey