12 de junio de 2014

MINI-PIES DE RUIBARBO



Que no cunda el pánico. Sí, ya sé que donde vives es muy probable que no encuentres ruibarbo. Es más, probablemente no sepas ni lo que es. No problem! Esta receta funciona con cualquier fruta que puedas convertir en mermelada con un poco de azúcar. 


Para los que no sepáis lo que es, el ruibarbo es una verdura clasificada como fruta en Estados Unidos (así pueden cobrártela más cara...) que se comienza a cosechar a comienzos de primavera. Su sabor es muy ácido y combina muy bien con fresas y demás bayas. Se consumen los tallos ya que sus hojas y su raíz son venenosas (no te asustes, que las hojas de la patata también son venenosas). 


No sé si es por la novedad o por su sabor, pero tengo que decir que esta fruta-verdura me tiene un pelín obsesionada. Lo que más me sorprende del ruibarbo es cómo cambia su textura una vez se ha cocinado: cuando lo cortas, ves que es fibroso y duro y tras unos minutos de cocción se vuelve suave y cremoso, me encanta.

De todas formas e independientemente de la fruta que uses, estos mini-pies son un vicio. Suaves y hojaldrados, con su relleno de frutita, al no ser muy dulces son un peligro ¡no puedes parar de comerlos! 

Y además aprovecho una vez más para apoyar el formato de respostería portátil. Estos mini-pies son ideales para picnics, viajes y barbacoas multitudinarias, donde no hace falta plato, tenedor o cuchillo.

¡Que los disfrutéis!



Nivel de dificultad: medio
Tiempo de preparación: 1 y 1/2 horas aproximadamente, sin contar los tiempos de reposo.



Ingredientes para unas 30 unidades


Para la masa

470g de harina de repostería o todo uso
20g de azúcar
9g de sal
340g de mantequilla muy fría cortada en dados
180-240 ml de buttermilk (suero de leche)*


Para el relleno

300 de ruibarbo u otro tipo de fruta
150g de azúcar

Para terminar los mini-pies

azúcar gruesa (yo he usado azúcar demerara)
1 huevo grande batido




* Si no puedes conseguir buttermilk, no te preocupes, puedes sustituirlo fácilmente: añade una cucharadita de zumo de limón a 240 mililitros de leche y deja reposar la mezcla sin remover durante 10 minutos, hasta que la leche se corte y aparezcan grumos. Ya tienes tu sustituto del buttermilk listo para usar.




Preparación


1   Mezcla la harina con la sal y el azúcar. 


2   Para hacer a masa, necesitamos que los ingredientes estén bien fríos. Podemos meter todos los ingredientes en el congelador unos 15 minutos o planear este paso con antelación y tenerlos reservados en el frigorífico. 



Este paso se hace a la velocidad del rayo si tienes un robot de cocina o cuentas con el accesorio picador de la batidora: mezcla la mantequilla con un poco de harina y procésala hasta obtener grumos del tamaño de un guisante. 

Si no tienes un electrodoméstico que te ayude en ese menester, no te preocupes. Desmenuza la mantequilla junto con la harina fría o utiliza uno de estos chismes para cortarla dentro del bol. Si hace mucho calor en tu cocina, tómatelo con calma y mete del bol dentro del frigo para que los ingredientes no se calienten y así evitar que la mantequilla se derrita.

Es importante que la mantequilla no se derrita junto con la harina para obtener una masa hojaldrada, tierna y crujiente a la vez.



3   Añadimos el buttermilk (o su sustituto casero) a la mezcla y mezclamos lo justo y necesario. Dividimos la masa en dos y esparcimos los grumos que queden sobre un trozo de masa,  colocamos el otro encima y presionamos. Dividimos la masa de nuevo y envolvemos cada trozo con papel film. Dejamos reposar en el frigorífico durante una hora como mínimo.


4   Mientras tanto, preparamos el relleno. Limpiamos el ruibarbo o la fruta que vayas a utilizar. Cortamos el ruibarbo en segmentos de un centímetro de grosor y lo mezclamos con el azúcar en un cazo mediano. Cocinamos el ruibarbo tapado a fuego bajo durante unos 15 minutos. Destapamos y cocinamos a fuego medio removiendo de vez en cuando durante otros 10 o 15 minutos. Buscamos una consistencia no muy líquida, aunque ten en cuenta que la fruta espesará una vez se haya enfriado. Transferimos la mermelada a un bol para que se enfríe.


5   Precalentamos el horno a 200ºC (unos 400º F).

Preparamos nuestra superficie de trabajo y todo lo que necesitamos para montar los mini pies: un poco de harina, un rodillo de cocina, una bandeja forrada con papel para hornear,  la mermelada de ruibarbo, el huevo batido, una brocha de cocina, un cortapastas de unos 7 centímetros de diámetro, un tenedor, un cuchillo pequeño y un poco azúcar para espolvorear.



Sacamos una bola de masa del frigorífico, espolvoreamos un poco de harina sobre la encimera y la vamos extendiendo con el rodillo poco a poco. Para que no se nos pegue, le damos la vuela de vez en cuando y espolvoreamos un poco de harina. Cuando tengamos una lámina fina, de unos 3 milímetros de grosor, empezamos a cortarla con el cortapastas (también puedes cortarla con el cuchillo y hacer mini pies cuadrados). Hacemos una pequeña cruz en el centro a la mitad de los círculos de masa.


6   Comenzamos a montar los mini pies: 

  • Pintamos con huevo batido una base.
  • Colocamos una cucharadita (incluso menos) de mermelada en el centro.


  • Colocamos la porción de masa a la que hemos hecho la cruz encima. 
  • Sellamos los bordes con un tenedor y colocamos en la bandeja de hornear.
  • Pintamos con huevo y espolvoreamos con azúcar.



7   Repetimos el proceso de extender la masa, cortarla y montar los mini pies hasta terminarla. Hacemos una bola con los recortes y la metemos en el congelador para que sea más fácil de manejar.


8  Horneamos los mini pies por tandas durante unos 15-20 minutos, hasta que hayan subido y estén dorados. Dejamos enfriar en una rejilla.




Consejos

  •  Sí, puedes hacer una versión rápida usando hojaldre de supermercado. Aunque te advierto que no es lo mismo...

  • El frío es tu aliado. Prepara la masa con antelación, te durará dos días en el frigorífico y hasta dos meses en el congelador (así no tendrás que recurrir al los hojaldres comprados).
 
  • El frío es tu aliado, II parte. Cuando estés extendiendo la masa, si ves que se te esta pegando porque se ha calentado más de la cuenta, métela unos minutos en el congelador. También es aconsejable que la masa este algo fría antes de hornear, para que los mini pies queden bien hojaldrados.

  • Sustituye el ruibarbo por fresas y añade un chorrito de Cointreau cuando termines la mermelada. Piensa en cualquier otras fruta veraniega: melocotones, higos, ciruelas... y escoge la que más te guste.

  • Estos mini-pies son un lienzo en blanco. Prueba diferentes combinaciones de frutas, especias y texturas.



Adaptación de Smitten Kitchen.



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