El perfeccionismo puede ayudarte a llegar al más alto nivel o puede hacer que te paralices y no llegues a hacer nada. Pues bien, como perfeccionista patológica, acostumbrada a bloqueos de todo tipo, he decidido hacer un ejercicio terapéutico: voy a compartir una receta propia, que además de haber hecho de forma espontánea, he probado sólo una vez.
¿Conocéis ese momento, cuando te entran ganas de cocinar, buscas a ver qué tienes y no encuentras nada? ¿Cuando la única alternativa que te queda es poner en marcha la imaginación porque lo que menos te apetece es ir al supermercado?
Así me encontraba yo, deambulando por la casa, decidiendo entre peras y mandarinas y buscando recetas. Opté por las peras, pero no me convencía ninguna receta. Me dí cuenta de que en realidad, ya había pensado qué quería hacer: algo sencillo, jugoso y con un toque de vino dulce. Entonces pensé que tomando como referencia la receta del bizcocho de yogur de toda la vida y añadiendo una cobertura tipo streusel tenía menos posibilidades de crear una abominación en la cocina...y me lancé a la piscina.
El resultado, aunque no muy estético, es un bizcocho otoñal jugoso y blandito, no muy dulce, que contrasta con una cobertura crujiente y atiborrada de azúcar.
Me encantaría saber qué opináis de este experimento y si os animáis a hacerlo, qué tal os ha ido.
Dificultad: Media-fácil
Tiempo de preparación: 20 minutos
Tiempo de horneado: 30-35 minutos
Ingredientes
175g de harina de repostería
75g de azúcar
55g de aceite vegetal (yo uso AOVE)
50g de vino dulce
2 huevos grandes
1 pera (la que he usado pesaba unos 175g)
1 y 1/2 cucharadita de levadura de repostería (polvos de hornear)
1 pizca de sal
Para la cobertura crujiente:
40g de nueces
35g de mantequilla muy fría
30g de harina
65g de azúcar moreno
1 cucharadita de canela en polvo
Preparación
1 Precalentar el horno a 200º. Forrar con papel vegetal un molde redondo de 23cm (9 pulgadas) de diámetro.
2 Batir los huevos con el azúcar durante 5 minutos con una máquina eléctrica de varillas hasta conseguir una crema esponjosa. También se pueden utilizar unas varillas normales e ir batiendo con paciencia hasta conseguir montar la crema.
3 Añadir el aceite y batir durante unos segundos. A continuación, añadir el vino dulce (yo he usado vino de Marsala) y batir de nuevo.
4 Pelar la pera y trocearla en dados no muy grandes, retirando antes la zona del corazón. Añadir a la crema anterior.
5 Mezclar la harina con la sal y la levadura y tamizar con ayuda de un colador por encima de la crema. Incorporar la harina con una espátula de silicona o una cuchara de madera. Este paso debemos hacerlo con cierta rapidez, procurando no batir en exceso.
6 Rellenar el molde con la masa del bizcocho. No lo introducimos todavía en el horno.
7 Preparamos la cobertura crujiente con ayuda de un accesorio picador o una procesadora: introducimos todos los ingredientes de la cobertura y los picamos ligeramente, hasta que los trozos de mantequilla tengan un tamaño similar a granos de arroz.
Si no tenéis este accesorio de la batidora podéis hacerlo a mano: con las manos bien frías, desmenuzar la mantequilla (que también debe estar fría) mezclada con la harina, hasta que tenga una textura como de pan rallado, picar las nueces y mezclar con el resto de ingredientes. Para que la cobertura quede crujiente es importante que la mantequilla no se ablande demasiado. Esparcir sobre la masa del bizcocho.
8 Bajar la temperatura del horno a 180º y hornear el bizcocho durante unos 30 minutos. Esperar hasta que este tibio para desmoldarlo.
Consejos
- El Dr. Marido y yo llegamos a la misma conclusión cuando lo probamos: este bizcocho tiene alma de magdalena (¿o debería decir de muffin?). Si te decides a prepararlo en ese formato, rellena las cápsulas de papel por 1 cm debajo del borde y esparce la cobertura por encima. La temperatura de horneado debe ser la misma y el tiempo dependerá del tamaño del molde (entre 12 y 15 minutos aproximadamente).
- En cuanto a la conservación, de un día para otro esta muy bueno, pero la cobertura pierde bastante.
- Los trozos de pera se van al fondo del bizcocho. La próxima vez intentaré evitarlo echando una cucharada sopera de harina (que quitaré de la cantidad de la receta) por encima de la pera troceada antes de añadirla a la masa.
- La cobertura crujiente le da un punto muy interesante al bizcocho y es muy fácil de hacer si disponéis de un accesorio picador. Pero si no contáis con este accesorio de cocina y pensáis que es un rollo ponerse a hacer el streusel a mano, lo que tenéis que hacer es mezclar el azúcar con la canela y esparcirla por encima del bizcocho. No será lo mismo pero al menos os habré puesto a cocinar, que es lo que a mí me gusta.