Como ya sabéis, somos muchos los amantes de la cocina con tendencias (ligeramente obsesivas) hacia el perfeccionismo. Es posible que a alguna gente le suene a cuento, pero es normal que no estemos contentos al 100% al preparar un plato o a la hora de conseguir un sabor sabor o textura. Y sinceramente, creo que si este inconformismo se lleva a la práctica con moderación, puede ser positivo, ya que nos motiva a seguir avanzando y aprendiendo. Peeero, si lo aplicamos (en mi caso) a escribir un blog, este perfeccionismo se refleja en no escribir esta o aquella entrada porque la receta se puede mejorar, porque las fotos son un horror o por lo que sea. Así que he decidido replantearme mis prioridades y dejarme de tanta tontería, porque al fin y al cabo mi objetivo no es otro que compartir lo que me gusta...aunque no sea perfecto.
Esta receta que os traigo hoy representa la otra cara de la cocina que me gusta: ridículamente simple, fresca y cargada de sabor.
Os animo a que la probéis.
Tiempo de preparación: lo que tardas en pelar y rallar los ingredientes
Nivel de dificultad: 0
Equipamiento especial: Una mandolina o un rallador (que pueda rallar grueso) y unos guantes de látex para no mancharnos con la remolacha.
Ingredientes
1 remolacha mediana cruda
2 manzanas pequeñas o una manzana grande
2-3 cucharadas de vinagre de manzana
2 cucharaditas de aceite vegetal (el que más te guste)
Sal
Preparación
1 Pelamos las manzanas y las descorazonamos. Pelamos la remolacha (acuérdate de ponerte los guantes para evitar teñirte las manos).
2 Rallamos los ingredientes por la parte gruesa del rallador o con la cuchilla de tamaño medio de la mandolina. Nos sobrará parte de la manzana y remolacha si usamos la mandolina (es mejor que cortarte intentando apurar al máximo).
3 Aliñamos al gusto, probando de vez en cuando hasta conseguir el punto deseado. A mi me gusta con mucho vinagre, aunque puedes añadir menos.
Dificil, ¿verdad?
Consejos
- Puedes servir esta ensalada para acompañar pescados o carnes a la plancha o para darle vidilla a un sandwich. También puedes usarla para dar un contraste refrescante a una comida pesada o en un picoteo de quesos (o una fondue).
- Si estás pensando en comprarte una mandolina, mi consejo es que te compres una japonesa. Una mandolina francesa de calidad es una maravilla, pero te va a salir por un ojo de la cara y según mi opinión es más adecuada para uso profesional. Yo estoy encantada con mi mandolina japonesa (de la marca Benriner y tamaño ancho), es muy fácil de montar y limpiar, no ocupa nada de espacio y corta cual katana de samurai.
- Usa el tipo de manzana que más te guste. Aunque no lo haya probado tengo la impresión de que las manzanas ácidas van muy bien en esta receta. También he usado peras (que estén crujientes) en vez de manzanas con muy buenos resultados.
- Puedes usar tanto un aceite vegetal suave (girasol, nuez) como un aceite de sabor más fuerte (AOVE).
- Si quieres darle un toque más cremoso, añade una cucharada de mayonesa al aliño y si te interesa que sea cremoso pero bajo en grasa, usa yogur natural sin azúcar. Como variación vegana, puedes añadir un puñado de nueces picadas.
- Esta ensalada no tiene porqué reposar, aunque esta mucho más rica tras unas horitas en la nevera.